Carlos Soto: Periodista

Anécdotas

«Nelson «Laco» Domínguez engalanó el homenaje a Carlos Soto, donde contó notables anécdotas sobre la vida de «Doble Filo». Su juventud, los boliches, el Coro de La Aduana, el poeta, el murguista, el carnavalero, el futbolista, el periodista, el amigo. Entre esos recuerdos contó éste: el ingreso tan especial al periodismo donde después se destacara, en los primeros planos en varios perfiles y medios.»


«…un boliche mágico, un boliche nochero, nocturnal como le gusta decir al Pepe (Pepe Veneno), una frase que se la envidio (risas), que era mágico. Ahora no; está convertido en una especie de… no de pub… un boliche medio como moderno, como de una barra larga, que abre los fines de semana… era el famoso boliche Victoria donde tantas veces nos inclinamos en el rito del codo. Ese Victoria de la calle Bartolomé Mitre entre Buenos Aires y Sarandí.

Ese punto de partida de barrio fue precisamente el despegue de Carlitos Soto, porque si en lo poético tuvo el ejemplo de Manuel Pérez «Huesito» que lo impulsó, en el viejo bar Victoria tuvo al maestro del periodismo que lo estaba esperando con los brazos abiertos – y lo tengo que mencionar porque a la gente hay que mencionarla en el homenaje del recuerdo – Ese periodista se llamó Raúl Durante, el famoso «Pardo Flores». Generador entre otras cosas de una famosa audición, que además lo tenía en El Diario de la Noche escribiendo, que se llamaba «Adelantando el Carnaval» que le dio vida a un pueblo, de acá y países limítrofes.

Carlitos abreva en la sabiduría del Pardo Flores. Aprende a tomar de parado en el mostrador, porque el Pardo Flores jamás se sentó en una mesa, decía que era faltarle el respeto al rito del codo, al viejo mostrador. Entonces Carlitos se hizo hombre de mostrador, nada de mesa. «Coca-Cola pa’l muchacho – como decía Carlitos Roldán – y la mesa pa’l café». La copa hay que tomarla de parao. Ahí se forma, en ese Victoria, que fue su boliche de siempre.

Hablando con el Pardo Flores, Carlitos Soto, les digo esto que es prácticamente desconocido.
Llega el Mundial de 1950, el legendario Maracaná, y tomándose una «asquerosa vieja» como le decía el Pardo Flores «El Hachero» a la caña -que no era asquerosa porque era caña de La Habana, la de barril, y Carlitos Soto le mete el mangazo del siglo, el mangazo de su vida al Pardo. Le dice – Pardo, escúcheme, si gana Uruguay, si Uruguay sale campeón, ¿usted me hace entrar al diario? – Y el Pardo Flores, me lo contaba Carlitos, lo miró y le dijo – pero escuchame botija, como no te lo voy a prometer si no podemos ganar… vamos a ver si le ganamos a Bolivia todavía. Estás hecho. ¿Está seguro? Está hecho.

Salió campeón Uruguay. La misma noche que sale campeón Uruguay -El Diario de la Noche en ese tiempo estaba en la calle Sarandí, no en Mitre y Buenos Aires, donde están los juzgados en lo penal ahora… vamo’arriba (risas) esas cosas de la vida ¿no? la vieja esquina de nuestro diario se convirtió en sede de juzgado penal, qué le vas a hacer, así es la vida (risas). Estaba en la calle Sarandí, entre Bartolomé Mitre y Juan Carlos Gómez. Esa era la vieja redacción del diario, la que tenía los pizarrones. La gente se paraba, relojeaba las noticias en los pizarrones y no compraba el diario. Un día el Pardo dijo, me sacás el pizarrón o si no nos morimos todos de hambre (risas). Esa noche, todos locos, sale campeón Uruguay. Una locura en Montevideo, y Carlitos Soto festejó un rato con la muchachada de El Hacha, pero se tiró de cabeza al diario. Se estaba haciendo una edición especial, fue y se le paró enfrente al Pardo Flores, a Raúl Durante, ¿Y? Y Raúl Durante lo miró y le dijo: -ganaste vos también, salimos campeones en Maracaná pero vos también ganaste, vení mañana-

Así entra a El Diario de la Noche Carlos Soto. En 1950. Esto hay que decirlo porque evidentemente es fuera de lo común. Se puede entrar por recomendación, se puede entrar por un talento natural, se puede entrar «por la ventana», pero entrar de esa manera, yo creo que es indito en la historia del periodismo.